José: Un Hombre en quien está el Espíritu de Dios

Victor Paul Wierwille

Un Hombre en Quien Está el Espíritu de Dios

En el Antiguo Testamento encontramos un registro de un hombre cuya parada firme por Dios hizo prosperar la nación más grande del mundo para aquella época. Esa nación fue Egipto ¿Qué fue lo que hizo José para hacer del antiguo Egipto una nación de tan grande importancia? Él escuchó a Dios, y luego fielmente llevó a cabo Sus mandatos. Estas dos claves, escuchar y llevar a cabo, son fundamentales para el éxito de cualquier persona, cualquier familia o cualquier nación.

Cuando por primera vez comencé a entender la historia de José en los capítulos 37 al 41 de Génesis, anduve en el aire por varios días. Ver como Dios se movía en la vida de un ser humano fue electrizante para mí. Muy pocas personas a lo largo de la historia han aprendido a escuchar a Dios como lo hizo José y muchas menos, han aprendido a andar en obediencia. Para José, la Palabra de Dios era la voluntad de Dios.

De acuerdo a Génesis 37, José fue a Egipto bajo circunstancias desfavorables. Sus hermanos no lo querían. Ellos sentían celos de José porque su padre Jacob, le había entregado a José la túnica de los derechos hereditarios. [1] Sus hermanos le aborrecieron mucho más cuando José les contó sus sueños en los cuales él se veía gobernando sobre ellos. Los hermanos de José consideraron matarlo, pero su hermano mayor, Rubén, los persuadió a no hacerlo. Así que sus hermanos decidieron venderlo como esclavo. Los dueños de José lo llevaron a Egipto donde lo vendieron nuevamente y eventualmente fue llevado injustamente a prisión. En medio de todos estos lamentables eventos en la vida de José, Dios estaba haciendo provisiones para salvar a una nación completa, el pueblo de Israel. Obviamente, Egipto se benefició con el plan de Dios ya que se convirtió en una de las civilizaciones más fuertes y de más permanencia de todos los tiempos. Pero el propósito primordial de la prosperidad de Egipto era cumplir la promesa que Dios le hizo a Abraham -hacer de su descendencia una nación grande- los hijos de Israel.

En este capítulo, quiero centrarme en José y su influencia en la nación de Egipto. Iniciaremos la narración de José en el capítulo 39 de Génesis, cuando José estaba en prisión como un don nadie.

Génesis 39:20 y 21

(20) Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel.

(21) Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe [guardián] de la cárcel.

José estaba en una cárcel de máxima seguridad, encarcelado con los prisioneros del rey. Pero el Señor estaba con José, le extendió Su misericordia y José halló gracia en los ojos del guarda, jefe de la cárcel.

Versículo 22

Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía.

José no recibió estas responsabilidades inmediatamente después que llegó a la prisión. Tomó algún tiempo para que José le demostrara al jefe de la cárcel su buen carácter y habilidades, así como para ganarse su confianza.

Versículo 23

No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.

¿Quién hizo prosperar a José? El Señor. Crea que Dios hará que usted prospere, sin importar donde usted se encuentre. En una prisión, una persona no puede hacer mucho por su propia cuenta. Pero aún allí, si un creyente hace lo que le corresponde con integridad, el Señor puede hacer que las circunstancias le sean favorables. Un creyente puede prosperar aún en ese ambiente.

Génesis 40: 1-8

(1) Aconteció después de estas cosas, que el copero del rey de Egipto y el panadero delinquieron contra su señor el rey de Egipto.

(2) Y se enojó Faraón contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de los panaderos,

(3) y los puso en prisión en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso.

(4) Y el capitán de la guardia encargó de ellos a José, y él les servía; y estuvieron días en la prisión.

(5) Y ambos, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, tuvieron un sueño, cada uno su propio sueño en una misma noche, cada uno con su propio significado.

(6) Vino a ellos José por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes.

(7) Y él preguntó a aquellos oficiales de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes?

(8) Ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete [nadie ha podido decirnos lo que nuestros sueños significan]. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora.

Que gran enseñanza para nosotros. Muchas veces somos incapaces de comprender plenamente una situación. Nuestro propio conocimiento de los sentidos sólo puede llevarnos hasta cierto punto. Pero la revelación de Dios nos puede dar un conocimiento y un entendimiento de lo que no vemos. Así como la revelación de Su Palabra pertenece a Dios, así la verdad de la interpretación de los sueños pertenece a Dios.

Versículos 9-11

(9) Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a José, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de mí,

(10) y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus racimos de uvas.

(11) Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón.

Los versículos 9, 10, 11 describen el sueño del copero. Ahora, preguntémonos ¿Cuál es el significado de la vid con los tres sarmientos? Por supuesto, esto puede significar cualquier cantidad de cosas. José pudo haber usado su propia interpretación para hacer que el sueño significara cualquier cosa que él quisiera. Pero José sabía que las interpretaciones eran de Dios. Lo que no puede conocerse por los cinco sentidos, se puede conocer y entender cuando Dios las revela.

Génesis 40:12

Y le dijo José: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días.

José no podía saber esto por sus cinco sentidos; él necesitó revelación. Dios le reveló la interpretación del sueño porque José no podía saberlo por observación o por su conocimiento.

Versículo 13

Al cabo de tres días levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero.

Para el copero esto fue una buena noticia. José le dijo que sería restituido a su puesto de trabajo en tres días. Al saber que esto iba a suceder, José le hizo una petición al copero.

Versículos 14 y 15

(14) Acuérdate, pues, de mí [José] cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa.

(15) Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la cárcel.

José también recibió revelación para decirle al copero que hablara de él al Faraón. Después de hablar al copero, José interpretó el sueño del panadero.

Versículos 16-19

(16) Viendo el jefe de los panaderos que había interpretado para bien, dijo a José: También yo soñé que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza.

(17) En el canastillo más alto había de toda clase de manjares de pastelería para Faraón; y las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza.

(18) Entonces respondió José, y dijo: Esta es su interpretación: Los tres canastillos tres días son.

(19) Al cabo de tres días quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves comerán tu carne de sobre ti.

El panadero esperaba una interpretación similar a la que José le había dado al copero. Pero la revelación estaba muy lejos de lo que el panadero anticipaba. La interpretación del sueño fue que al cabo de tres días el panadero sería colgado. El relato de Génesis 40 continúa y muestra cómo las dos interpretaciones se cumplieron.

Versículos 20-22

(20) Al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus sirvientes; y alzó la cabeza del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos, entre sus servidores.

(21) E hizo volver a su oficio al jefe de los coperos, y dio éste la copa en mano de Faraón.

(22) Mas hizo ahorcar al jefe de los panaderos, como lo había interpretado José.

El versículo que continúa es realmente humano. Es muy común que olvidemos a la gente que ha bendecido nuestras vidas.

Versículo 23

Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.

Así sucede con mucha gente. Aún a los mejores de nosotros nos pasa. El adversario quiere que olvidemos a la gente que nos ayuda. El copero pudo haberle dicho a Faraón: "me pasó algo muy raro cuando estaba en prisión." Pudo haberle contado a Faraón que José había interpretado su sueño y el del panadero, y que la interpretación se cumplió tal como él les dijo. Pero el copero no lo hizo; él se quedó atrapado en las rutinas de la vida y se olvidó de José.

Génesis 41:1

Aconteció que pasados dos años...

El capítulo 41 comienza dos años después de los eventos relatados en el capítulo 40. No sabemos cuanto tiempo estuvo José en prisión antes de esto. Lo que sí sabemos, es que pasados dos años después de la salida del copero de la cárcel, el Faraón tuvo un sueño.

Versículos 1-4

(1) Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río;

(2) y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado.

(3) Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río;

(4) y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón.

Normalmente el ganado no es caníbal, no se comen entre ellos. Así que Faraón estaba seguro que el sueño tenía un significado, ¿pero que quería decir?

Versículos 5-9

(5) Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña,

(6) y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano;

(7) y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño.

(8) Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón.

(9) Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas.

Después que Faraón buscó por todo Egipto a alguien que interpretara sus sueños y después que todos fallaron, el copero se acordó de José, quien había interpretado con precisión su sueño y el del panadero. Por fin el mayordomo recordó su promesa de mencionar a José ante el Faraón. Transcurrieron dos años completos antes de la sacudida de su memoria. Así que el copero se acercó a Faraón para hablarle de José.

Versículos 10-13

(10) Cuando Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos.

(11) Y él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado.

(12) Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño.

(13) Y aconteció que como él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue colgado.

Después de dos años el copero recordó y cumplió la simple solicitud de José: "Acuérdate de mí" y "haz mención de mí a Faraón." A partir de este momento, las cosas en la vida de José comenzaron a cambiar rápidamente.

Versículo 14

Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.

Antes que José se presentara delante de Faraón, él se afeitó y se cambió la vestimenta para presentarse al rey debidamente arreglado. Cuando representamos a Dios, nosotros también debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para lucir lo más decentes que podamos. Sabemos que el vestido no hace la persona, pero sin duda ayuda en la impresión que una persona hace en otra. Lo más importante es lo que la gente tiene en su corazón, pero nosotros como embajadores de Dios, debemos vestirnos como corresponde a los representantes de Dios.

José "se afeitó, y mudó sus vestidos" antes de presentarse a Faraón. Y sin embargo, la Palabra de Dios dice que "lo sacaron apresuradamente de la cárcel." Sinceramente, me deleito en estos pequeños detalles de la Palabra. Que Dios haya tomado tiempo en Su Palabra para decirnos que José se afeitó, nos deja ver que la gente en la Biblia era tan real y humana como nosotros. ¿Por qué se incluyeron detalles como este en la Palabra de Dios? Simplemente para enseñarnos la grandeza de Dios y de la gente que anduvo en esa grandeza.

Versículo 15

Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.

Esta era una situación comprometedora para José. Él pudo haberle dicho a Faraón, "Faraón, puedo hacer lo que usted me pide, pero primero dígame el precio. ¿Qué voy a recibir a cambio de interpretarle su sueño?" Pero él no lo hizo así. José andaba por el Poder de Dios; él confió en Dios para manejar la situación. Dios era la suficiencia de José, y no Faraón. Y de hecho, Dios se hizo cargo de José de una manera que José nunca podría haberlo hecho por su propia cuenta.

Versículo 16

Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón.

Lo primero que José le dijo a Faraón fue que la interpretación era de Dios y no de él. E inmediatamente después procedió a confortar por revelación a Faraón diciéndole que la interpretación sería propicia a Faraón.

Versículo 17

Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño...

Luego Faraón le contó su sueño a José. ¿Usted recuerda las siete vacas gordas y las siete flacas y las siete espigas hermosas y las siete espigas menudas? Las vacas flacas devoraron a las gordas y las espigas menudas a las hermosas. Todo esto le contó Faraón a José.

Versículo 25

Entonces respondió José a Faraón: El sueño [los dos sueños] de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer.

¿Cómo José sabía esto? Dios se lo reveló.

Versículo 26

Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.

Nosotros, por nuestros sentidos, no podríamos saber lo que significaban las siete vacas y las siete espigas como tampoco el significado de los tres sarmientos y las tres canastillas de los sueños anteriores. En el sueño de Faraón, siete era el número de años.

Versículos 26-32

(26) Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.

(27) También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.

(28) Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón.

(29) He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.

(30) Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.

(31) Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima.

(32) Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.

¡Que gran revelación! La interpretación terminó al decir que a causa de que el sueño había sucedido dos veces, los eventos eran firmes de parte de Dios y ocurrirían pronto. Cuando una revelación es dada dos veces, no hay absolutamente nada que cambie el curso de los eventos porque quiere decir que ya están establecidos. Todas las oraciones que se hagan en el mundo no podrían cambiarlos. Cuando una revelación es dada dos veces, jamás cambia y ocurre pronto[2].

Después que José le dijo a Faraón lo que ocurriría en Egipto durante los siguientes catorce años, ¿qué hizo Faraón?, ¿Cómo se preparó? ¿Qué daría nuestro presidente para saber lo que pasaría en este país durante los próximos catorce años? Incluso ¿Qué daría él por saber cuánto tiempo estaría en su cargo?

Supóngase que usted fuera Faraón y que usted supiera que durante los próximos siete años habría gran abundancia y que durante los siguientes siete años habría escasez. ¿Qué haría usted si fuera Faraón? Cambiaría alguna de sus estrategias. ¿Reduciría las exportaciones? ¿Cómo esto afectaría las importaciones? ¿Pondría a un nuevo secretario de agricultura? ¿Cuánto de su cosecha guardaría para la escasez? ¿Cómo la almacenaría? ¿Cuántas sobras usted permitiría que los ratones se comieran?

Una vez que José, por revelación, le dijo a Faraón la interpretación de su sueño, Faraón podía aceptarlo o rechazarlo. Si lo aceptaba, debía decidir que acciones tomar. Una cosa es tener conocimiento, otra cosa es tener la sabiduría para actuar de la mejor manera conforme a ese conocimiento. Faraón podía confiar en su propio conocimiento para decidir que hacer para prepararse para los siguientes catorce años, o podía buscar el consejo de Dios para hacer frente a la situación.

La Palabra de Dios tiene mucho que decir acerca de los gobiernos y de los líderes del gobierno. Tiene mucho que decir de cómo una nación puede funcionar mejor económicamente, políticamente, judicialmente, y en muchas otras categorías. Si una nación quiere prosperar y no ser conducida ni a la depresión, ni al caos, ni a la debilidad, esta nación debe ir a la Palabra de Dios y a los principios de esa Palabra. En este escenario, en Egipto, José era quien estaba recibiendo la Palabra de Dios. Y José continuó hablándole a Faraón después de interpretarle el sueño, diciéndole el plan de Dios para la salvación de Egipto durante los siete años de gran escasez que aún estaban por venir.

Versículo 33

Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón [un hombre sabio, no un comité] prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.

Faraón daría una gran responsabilidad a la persona nombrada para el cargo de la supervisión de Egipto. Esa persona también tendría gran autoridad. Es imposible llevar a cabo una responsabilidad a menos que se de la autoridad para ejecutar la responsabilidad. Ahora, si Faraón quería recibir los resultados de la Palabra de Dios, él tenía que creer que José le estaba hablando la Palabra de Dios. Sin embargo, José había estado en la cárcel. ¿Podría confiarse en un presidiario? Bueno, a continuación vamos a ver a una persona confiando en otra persona.

Versículo 34:

Haga esto Faraón, y ponga gobernadores [supervisores] sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia.

José le dijo a Faraón que pusiera un hombre sabio sobre la tierra de Egipto. Este hombre a su vez debería escoger oficiales o supervisores para recoger un quinto de la cosecha de Egipto durante los próximos siete años. Una quinta parte es un veinte por ciento. José dijo que ellos deberían guardar sólo veinte por ciento de la cosecha y almacenarlo. ¿Qué pasó con el otro ochenta por ciento en aquellos siete años de abundancia? Podía ser consumido en Egipto y también intercambiado con otras naciones. Ochenta por ciento de la cosecha durante los años de gran abundancia le daban al Faraón suficiente cantidad con la cual funcionar. Ochenta por ciento de la cosecha durante el tiempo de abundancia era, sin duda, más del cien por ciento de la cosecha en un año normal.

Versículos 35 y 36

(35) Y junten [los supervisores] toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.

(36) Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.

Ahora ya sabemos que no va a haber comida sobrante cuando se acaben los siete años de escasez, porque todo se habrá consumido. Recuerde que las vacas flacas devoraron a las vacas gordas; y que las espigas menudas devoran a las espigas hermosas. La interpretación fue "Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente". La comida almacenada se acabaría al final de los siete años de escasez. Sin embargo, ciertamente no hay necesidad de sobras una vez que una escasez termina.

Versículo 37

El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos.

La decisión de Faraón fue buena; a él le gustó el plan que José por revelación de Dios, le había dado. Claro que los siervos estuvieron de acuerdo. Si Faraón decía "me gusta," ¿Qué podían decir los siervos? Mejor que estuvieran de acuerdo.

Versículo 38

Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?

Ustedes saben lo que significa que un hombre como Faraón pudiera hacer una declaración como esta. Este gran Faraón de Egipto reconoció que José era "un hombre en quien está el espíritu de Dios" Él no conocía otro hombre en la nación que tuviese aquel espíritu de Dios. Esta fue una gran observación y declaración que salió de Faraón.

Versículos 39-42

(39) Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.

(40) Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.

(41) Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.

(42) Entonces Faraón quitó su anillo [sello] de su mano, y lo puso en la mano de José...

José ascendió a la posición de administrador sobre toda la tierra de Egipto. La autoridad para esa administración fue el anillo o sello de Faraón, el cual quitó de su mano, y lo puso en la mano de José. [3]

"y [Faraón] lo hizo vestir [a José] de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello"

El collar de oro, en la cultura Egipcia, significaba honor.

Versículo 43

Y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla! Y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.

Porque los egipcios doblaban sus rodillas ante José ¿creían ellos que José era Dios? No. Esto simplemente quería decir que la gente honraba a José como un hombre de autoridad, merecedor de un gran respeto.

Versículo 44

Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzara su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.

Quiero que usted sepa que a José se le dio la autoridad de realeza. Si José decía, "quiero que saquen a ese hombre de la cárcel," ¿qué cree usted que pasaba? Nadie cuestionaba la autoridad de José. Él tenía el derecho de control absoluto sobre Egipto. José tenía completo mando. José solamente le reportaba a Faraón.

No fue la experiencia lo que entrenó a José para este trabajo. José había sido entrenado para esta responsabilidad por medio de su andar en los mandatos de Dios y por el espíritu de Dios que estaba sobre él. La educación es importante, pero sólo los líderes que andan con el espíritu de Dios pueden sacar a una nación de la oscuridad y del caos. José no solamente tenía el espíritu de Dios sobre él, sino que también era íntegro y honesto. Esas serían las más grandes cualidades que debe tener alguien que desee ocupar un cargo público o tener autoridad.

Versículo 45

Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea [¡Qué gran nombre! Significa "el revelador de secretos"]; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.

Faraón no le preguntó a José si él quería casarse con la hija del sacerdote. Él sólo dijo: "He aquí una esposa para ti."

Versículo 46

Era José de edad de treinta años cuando fue presentado, delante de Faraón rey de Egipto....

José mostraba mucha sabiduría para ser un hombre relativamente joven. Pero la grandeza de José no era sólo por su mente aguda; era por su fidelidad en continuar andando con Dios. Aún cuando fue vendido como esclavo por sus hermanos y aún cuando vivió en una prisión egipcia, José fue constante, confió y oyó a Dios. José tenía el espíritu de Dios sobre él.

"...y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto."

No fue que José interpretó el sueño de Faraón, se casó con la hija del sacerdote, y viajó por todo Egipto en un día. Todo esto pasó durante un período de tiempo.

Versículos 47-50

(47) En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones.

(48) Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores.

(49) Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número.

(50) Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.

José tuvo dos hijos durante los siete años de abundancia.

Versículos 51-54

(51) Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre.

(52) Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción. [4]

(53) Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto.

(54) Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.

El hambre no sólo llegó a Egipto sino que llegó a todas partes. ¿Qué cree usted que pasó en los otros países? Ellos estaban en una situación desastrosa, estaban muriéndose de hambre.

Versículos 55 y 56

(55) Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.

(56) Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto.

Que gran clave para el consecuente resguardo de Egipto. José no les dio la comida a otros países. Él no la dio ni siquiera a los egipcios. Él se las vendió. En primer lugar, una nación debe cuidar de su gente, pero no debe hacerse a través de un programa de beneficencia social o de cualquier sistema en el cual la gente no tenga que trabajar para comer y vivir. José, en su andar por revelación, le vendió la comida a los egipcios. Sin embargo, como veremos, ese andar con sabiduría fue lo que les permitió sobrevivir a la terrible escasez.

El Dios que suplió a los egipcios es el mismo Dios vivo de hoy día. Dios siempre está interesado en salvar a la gente, ya sea naciones o individuos. Dios quiere que la gente tenga vida y que la tenga en abundancia. Pero para que la gente tenga abundancia, debe operar los principios de la Palabra de Dios. Únicamente el adherirse a la Palabra de Dios puede sustentar a una nación y la hace prosperar.

Versículo 57

Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

José nunca ejecutó un programa de obras de caridad. Los otros países con escasez debieron comprar la comida como lo hicieron los egipcios. ¿Fue José cruel? No. Él estaba operando principios divinos. Los programas de obras de caridad no ayudan a nadie.

De todos estos eventos registrados en la Palabra de Dios surge la era más gloriosa en la historia de Egipto. La riqueza de todo el mundo vertido en Egipto a causa de un hombre de Dios que supo, por medio del espíritu de Dios, cómo dirigir esa nación.

Esto nos lleva a una retadora e impresionante conclusión. José vivió en el Antiguo Testamento como un siervo de Dios. Él no pudo renacer del espíritu de Dios como nosotros. Sin embargo, José, por revelación de Dios, sacó una nación de lo que pudo haber sido una aniquilación total.

Egipto se salvó porque el espíritu de Dios estaba sobre un hombre. Hoy en día, tenemos muchísima más gente en el mundo con el espíritu de Dios en ellos. ¿Qué pasaría en nuestro país y en nuestro mundo si la gente creyente tomara una parada firme en la integridad y exactitud de la Palabra de Dios, declararan toda su grandeza y obedientemente la llevaran a cabo?

Dios nos ha dado una oportunidad y una responsabilidad de brillar como luminares en nuestra nación. Hagamos lo que José hizo en el Antiguo Testamento: escuchar a Dios y fielmente llevar a cabo su Palabra. Cuando sea que "un hombre en quien está el espíritu de Dios" hable la Palabra de Dios y permita que Su poder fluya, Dios y todas las bendiciones se harán manifiestas. No solo se salva su propio país de la adversidad, sino que provee el ejemplo de obediencia y esperanza para el mundo entero.


[1] La "túnica de diversos colores" de Génesis 37: 3, era una prenda que se le entregaba sólo al hombre elegido como heredero. Así que, los hermanos de José estaban celosos porque su padre, Jacob, eligió a su hermano menor como su heredero. Barbara M. Bowen, Strange Scriptures That Perplex the Western Mind (Extrañas Escrituras que Perplejan la Mente Occidental) (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans, 1944), páginas 43, 44.

[2] Ver Deuteronomio 17:6; 19:15; Mateo 18:16; Juan 8:17; Hechos 10:9-18; y II Corintios 13:1.

[3] El anillo tipo sello dado a José era un anillo con el sello del Faraón en él. José entonces tenía la misma autoridad que La firma escrita por Faraón. Para mayor información sobre la importancia de los sellos, véase J.D. Douglas, , ed., The New Bible Dictionary (ed., The Nuevo Diccionario Bíblico), (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans, 1962), s.v. "Sello, sellado".Cuando entendemos el significado de "sellar",

pueden comenzar a apreciar la verdad que nosotros como creyentes tenemos el sello de Dios o el sello impreso sobre nosotros. Ver Efesios 1:13.

[4] José fue ciertamente uno de los grandes hombres de Dios de todos los tiempos , y para ello sus descendientes recibieron una doble herencia en la Tierra Prometida. Los dos hijos de José, Manasés y Efraín, cada uno dirigía una tribu. Esto fue de hecho un gran honor, una bendición de doble porción de parte de su padre. Véase Génesis 48.

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